¡SÍ SOMOS SUPERWOMEN!

Muchas veces he oído, leído e incluso dicho que las mujeres, especialmente las madres, no somos superwomen. Pero… ¡qué narices! SÍ LO SOMOS.

Pensamos, o nos hacen pensar, que nuestro deber es llegar a todo, llegar a tiempo y llegar bien. Se nos exige mucho tanto en el trabajo, como en la casa, incluso en nuestro aspecto físico. Tenemos que estar siempre guapas y a la moda, tener hijos y que sean monísimos y ser unas todoterreno compaginando el trabajo con la casa.

Nos consideran el sexo débil pero si me paro a pensar no entiendo por qué. ¿En qué momento nos hemos convertido en el sexo débil? O es que yo vivo otra realidad. Tal vez somos débiles porque no tenemos los músculos marcados ni una tableta de chocolate. Y yo me pregunto, ¿es de ser débil hacerte un hueco en el mundo laboral en un puesto altamente remunerado? ¿Es de ser débil quere estudiar la carrera de tus sueños independientemente de si te conviene o no? ¿Es de ser débil parir, ser madre y criar a tus hijos? ¿Es de ser débil estar siempre pendiente de todo y de los demás?

Muchas veces somos nosotras mismas las que nos exigimos tanto, las que nos ponemos el listón tan alto. Nos juzgamos y criticamos y continuamente nos estamos comparando. Que si mira qué uñas más perfectas, que si mira qué bien viste esa. Como se nota que no tiene hijos, etcétera, etcétera. Queremos que se nos respete. Empecemos por respetarnos nosotras mismas.

Me encanta que tengamos un día especial en el que se reconozca nuestro trabajo y esfuerzo pero hoy, hablando con mi madre, me decía que por qué las mujeres tenemos un día y los hombres no. Si queremos igualdad o todos o ninguno. Nos empeñamos en que nos vean y nos traten igual que a los hombres. ¿Por qué tenemos que pasarnos la vida luchando y gritando para que se nos oiga? ¡QUÉ INJUSTICIA!

De todas formas… tampoco está mal ser protagonistas un día, ¿no?

Adoro ser mujer, adoro ser maestra y adoro ser mamá. Me siento súper orgullosa de la vida que tengo y de todo lo que he conseguido.

Cuando llego al trabajo y escucho esa palabra que me saca una sonrisa siento que no podría haber elegido mejor profesión. Soy «LA SEÑO«.

Pero, desde luego, mi mejor faceta es la de ser MAMÁ. En mayúscula y bien grande porque no hay nada que me enorgullezca más que escucharlo de la boca de mis peques. El otro día mi hijo mayor hizo una descripción mía y contaba lo buena que era, lo guapa y todo lo que nos queríamos. Soy la única chica de mi casa (vivo con cuatro maromos) y me gusta mandar, así que los llevo a todos a raya. Me encargo de todo, de la casa, del cole de los niños, sus cumpleaños, disfraces y fiestas. Lo llevo todo y tengo la sensación de que les meto mucha caña. Pero, sorprendentemente, ellos ven que lo hago todo bien.

Y eso es lo que quiero explicar con este post. Que por mucho que queramos alcanzar la perfección, no nos engañemos. Lo hacemos día a día. Podemos con todo y somos unas SUPERWOMEN. Estoy escribiendo con mi bebé en brazos y no es porque lo quiera tener, sino porque las mujeres somos capaces de exprimir el día al máximo y hacer de todo. Sin embargo, un hombre se ahogaría en un vaso de agua.

Bueno, y después de todo este rollo, solo queda felicitar a todas las mujeres por todo lo que hacen. Sois grandes, muy grandes, especiales y maravillosas. Sois el motor de vuestra casa y una parte importantísima en vuestro trabajo. Sois como las hormiguitas que van haciendo poco a poco, que parece que no hacen nada, pero de pronto se ve la gran labor que han hecho.

¡VIVAN LAS MUJERES!

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